El Trastorno Afectivo Bipolar, para definirlo correctamente, es un trastorno que ha existido desde que existe el Hombre. Hoy en día, el conocimiento cada vez más completo de la enfermedad, y las técnicas para identificarlo, han hecho posible que se diagnostique con mayor frecuencia, y cada vez a edades más tempranas. Lo cual, por cierto, es un gran alivio, pues este tipo de padecimientos, tienen un buen pronóstico una vez que son detectados y tratados adecuadamente.
Sin embargo, en aquellos casos (que abundan) en los que la enfermedad bipolar, acompaña a lo largo de la vida a un paciente, en quien aún no ha sido reconocido el problema, causa un gran daño tanto en su vida personal, como en la de quienes lo rodean.
Para quienes hemos tenido la experiencia de convivir con un paciente bipolar (bastante impaciente por lo regular), es fácil entender a lo que me refiero cuando digo "Es lo mejor en el mundo, pero a veces, (y en ocasiones muchas veces), es lo peor que puede sucederle a uno"...sic. El Trastorno Bipolar se define mayormente por la presencia de episodios depresivos (Ver nuestra sección de depresión), los cuales pueden durar en ocasiones semanas, meses, o incluso años; que se intercalan con episodios de manía. Entendamos la manía como algo (por así decirlo) contrario a la depresión. Durante estos episodios maníacos, el bipolar parece con ánimo exaltado, hasta eufórico, todo es grandioso, parece muy feliz, extasiado, tiene grandes ideas!!, y grandes planes¡¡, en ocasiones las consecuencias no importan, se derrocha el dinero en tonterías, se invita a los amigos, se vive de fiesta continua, se expone a peligros de forma deliberada, se encuentra más activo sexualmente, por momentos se torna mucho muy irritable, sus arranques de furia, pueden ser devastadores.
Estos episodios de manía también pueden durar días, semanas, o meses, y rara vez duran más de un año continuo (lo cual quiere decir que es posible que ocurra aunque es poco común). Estos episodios van y vienen, y pueden intercalarse con periodos de “normalidad”, ¡¡aunque vamos!!¿Quién es normal en estos tiempos? OJO Durante mucho tiempo se consideró necesario que una persona presentara al menos alguna vez en la vida un episodio de manía para poder establecer el diagnóstico de Trastorno Bipolar, sin embargo, para quienes nos dedicamos a tratar este tipo de padecimientos, ha sido claro cada vez más, que no todos los enfermos bipolares presentan estos episodios maniacos desde el principio del padecimiento, y lo anterior resalta la importancia de reconocer a un paciente bipolar, aun cuando no haya presentado más que episodios depresivos, ya que el tratamiento de la depresión en el paciente bipolar, difiere mucho del tratamiento de la depresión de una persona no bipolar, y por el contrario, existe evidencia, de que la administración de fármacos antidepresivos en un paciente bipolar puede resultar contraproducente en vez de ayudar.
Cuando un paciente bipolar se deprime, sufre personalmente las consecuencias del problema. En ocasiones, para los demás (familiares, amigos, etc.), esto no representa un gran problema "Pobre, está deprimido, no lo molestes" "No tiene motivaciones ni metas en la vida, déjalo, el sólo cava su propio pozo"...sic. y así puede pasar el tiempo sin que el paciente reciba tratamiento para su padecimiento.
Sin embargo, cuando presenta un episodio de manía, las consecuencias suelen ser difíciles tanto para el paciente como para quienes están a su alrededor. Claro, ahora ha gastado los ahorros de la familia, ¿Como? Aparte a golpeado a sus amigos y familiares!! ¿qué me dices? ¿A caso ha estado bebiendo o consumiendo drogas? ¿A sido infiel? ¿Habla incoherencias? ¿No lo soportan? Bueno, pues suele ser en estos episodios cuando los familiares solicitan ayuda profesional para atenderlo.
Es importante señalar la importancia de atender adecuadamente a los pacientes bipolares sin importar en qué fase se encuentren de la enfermedad. La única pauta que puede ayudarnos a sospechar el diagnóstico, aparte del comportamiento de la enfermedad y de la evaluación clínica minuciosa, son los antecedentes familiares, ya que esta enfermedad, tiene una importante carga genética (eso no quiere decir que descartemos la enfermedad si no hay un familiar directo que la haya padecido). Recordemos, la enfermedad bipolar es poligénica (depende de muchos genes), y epigenética (también depende de otros factores que no tienen relación con los genes).
El tratamiento debe ser principalmente farmacológico, utilizando un grupo de medicamentos que se conocen como estabilizadores del afecto. Existe una gran variedad de medicamentos de este tipo.
Acercarse a un médico especialista puede ser la diferencia entre tener que lidiar con la enfermedad, y aprender a controlarla. Pero eso sí, un tratamiento adecuado, sobre todo cuando es administrado a tiempo, y una buena información tanto para el paciente como para los familiares, pueden devolver una buena calidad de vida a quienes lidian con un trastorno bipolar, ya sea en persona, o como compañero de vida, amigo, hermano, hermana, hijo, hija, esposo, novia, etc. etc. etc.
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