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¿Tratamiento de la ansiedad?

Una vez diagnosticado uno de estos padecimientos, deberá comenzarse su tratamiento lo antes posible, para disminuir los síntomas que están afectando a quien lo padece, y para evitar su progresión y sus complicaciones.

Nuevamente, al igual que lo comentamos con la depresión. Podemos dividir el tratamiento en dos grandes grupos, éstos son, las estrategias farmacológicas, y las no farmacológicas.

Dentro del primer grupo encontramos varios tipos distintos de medicamentos, que resultan útiles en el tratamiento de la ansiedad. Frecuentemente este tipo de tratamiento se basa en la prescripción de un medicamento antidepresivo. Los medicamentos antidepresivos, y de ellos los inhibidores selectivos de la recaptura de serotonina, son los fármacos centrales de los trastornos de ansiedad. Cabe recordar que este tipo de medicamentos, por su mecanismo de acción, tardan entre 10 a 15 días aproximadamente en empezar a mostrar un efecto positivo del tratamiento, en un buen número de pacientes. Por lo anterior, se recurre al apoyo de otros tratamientos farmacológicos, para mejorar los síntomas del paciente, mientras esperamos el efecto de los antidepresivos.

Las dosis de antidepresivos que suelen utilizarse para tratar los trastornos de ansiedad, muchas veces son más altas aún que las utilizadas para la depresión. Es importante confiar en que el médico esté debidamente informado, sobre cómo administrar este tipo de fármacos, y las dosis a las que se recomienda instalar los tratamientos.

Otros medicamentos que pueden utilizarse en los padecimientos de ansiedad, son las benzodiacepinas, los beta bloqueadores, y en algunas ocasiones, dependiendo de la sintomatología, los antipsicóticos.

Dentro de las estrategias no farmacológicas, encontramos la psicoterapia, y de las distintas técnicas utilizadas en el tratamiento de la ansiedad, aquellas que han mostrado mayor eficacia en el corto plazo, son derivadas de la terapia cognitivo-conductual.

La parte cognitiva, trataría de ayudar a las personas a cambiar los patrones de pensamiento que dan lugar a sus temores, y la parte conductual, a cambiar la manera en que reacciona, ante esos estímulos que le provocan ansiedad.

En otras palabras, la terapia cognitivo conductual ayudaría a las personas fóbicas por ejemplo, a entender que el temor exagerado a hablar en público, o a subirse a un avión, se encuentra francamente, fuera de la realidad, y por lo tanto, esto ayudará a disminuir los síntomas. Se brindará mediante técnicas de exposición, a desensibilizarse de los estímulos atemorizantes, para que puedan dominarlos, y no se afecten sus actividades diarias.

Finalmente recordemos que el mejor enfoque de tratamiento es aquel que combina las estrategias farmacológicas, con las no farmacológicas.